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Por: Luis E. Forero Medina /Abogado/Especialista enSaluderecho
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La agricultura familiar representa una oportunidad para dinamizar las economías locales, especialmente cuando se combina con políticas específicas destinadas a la protección social y al bienestar de las comunidades.
De vivir siempre en la miseria, ellas y ellos acariciarían el poder representado en la mejora de su situación. Para lograrlo, fuera de promover la agricultura familiar, los pequeños productores deberían crear más cooperativas de comercialización, organizaciones de productores u otras formas asociativas.
Está demostrado a nivel mundial que cuando el pequeño agricultor se asocia le va mejor. La base de la agricultura está en los miembros de la familia campesina, mujeres y niños mayormente, que aportan su trabajo en terrenos de menos de una hectárea, para auto alimentarse. Algunas veces comercializan los alimentos que cosechan, para adquirir otros productos, bienes o servicios.
Los recorridos desde la parcela al mercado por supuesto son bastante penosas. La mayoría de veces el espacio que cultivan no es de su propiedad o no le ha sido titulada. Se proveen de pozos naturales para el agua y una vela o lámpara de gasolina para alumbrarse.
No disponen de establecimientos de salud pública cercanos a su terreno, ni tienen acceso a información sobre sus siembras; continúan excluidos de casi todo. Cuando sus cosechas se truncan por desastres naturales, lo pierden todo, menos su voluntad para continuar la vida. Por siglos los gobernantes en el mundo no han valorizado a la familia campesina, restando importancia a su modo de supervivencia y de producción agrícola. Esto se refleja en la falta de asignaciones presupuestarias para la agricultura familiar.
La llegada al poder, o el empoderamiento de la población rural lo adelanta la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y ActionAid International (AAI), ONG que trabaja por un “mundo libre de pobreza e injusticia”. Una meta, de tres principales de la FAO, es eliminar la pobreza y promocionar el progreso económico y social para todos.
Ambas organizaciones buscan que cada país legisle sobre la tierra, la pesca y los bosques. A comienzos de 2015 la
FAO lanzó la
Plataforma Mundial sobre la Agricultura Familiar que compila la legislación de todo el mundo sobre agricultura familiar. En el Perú rige la “Estrategia Nacional de la Agricultura Familiar 2015-2021 (ENAF), dirigida a más de 3 millones de agricultores familiares.