Desde el año 1973, cuando abrimos los ojos, sabemos que el Poder Judicial es el estrato más cochino y mafioso que ha existido en el país. Manuel Gonzáles Prada lo ha textualizado así. Tenemos un libro escrito en ese tiempo con el título: La Mafia del Poder Judicial. Se encuentra inédito.
Ante la pestilencia, corrupción e ignorancia que se producía cada día en los medios judiciales maduramos el libro: “El Poder Judicial, ¿el bastardo maldito?”. En el libro se relata la execrable, de tipo maniática, proceder de los llamados jueces y fiscales, que a sabiendas, de la inocencia del supuesto infractor, contra toda la razón y la verdad, como si estos personajes sintiesen gozo por ese motivo, envían a prisión a ciudadanos inocentes, por un periodo de 9 meses adelante, diciendo para investigar. La perversidad y canallada que cometen los encargados de administrar justicia constituyen la crucificación venal de supuestos acusados, quienes pasan pesadillas ante la injusticia.
Todo el mundo sabe que la decisión judicial está en función a la plata. Basta preguntar a un preso, para saber la escalofriante historia. De la prisión el que tiene plata sale, y los abogados del diablo saben perfectamente que así funciona el Poder Judicial y el Ministerio Público. Es cuestión de arreglar, se dice.
El caso que nos ocupamos se trata de la historia de un honesto ciudadano, padre de familia, de iniciales: ALGS, que fue enviado a prisión por un año y medio al penal de Cachiche, Ica, sin haber cometido delito alguno. Lo repugnante, asqueroso y cloacal, fue que el fiscal de la causa pedía para ALGS cadena perpetua, sin la existencia de indicios ni pruebas que incrimine su responsabilidad.
El juez, otro salvaje, peor que el inquisidor de la época Colonial, muy solícito, repitiendo la misma burrada del fiscal, inhumanamente la mantuvo preso durante 18 meses.
Brevemente. El encausado ALGS fue acusado de violación. El suceso se consumó cuando el trabajador estaba fuera del lugar, a unos 12 Km, de manera no había ninguna relación.
Además las pruebas biomédicas arrojaron negativo para el acusado y una decena de pruebas más confluían a que ALGS era absolutamente inocente; pero las mulas del Poder Judicial lo tenían encarcelado al padre de familia, alejado de su familia, privado de su trabajo, enfermo y manchando su honra. El inaudito caso es que, un inocente, ha estado encarcelado un año y medio, sin haber cometido delito, ni siquiera pensado. Felizmente el caso fue visto por un colegiado, ante el clamor y reclamo que se hizo en el Congreso de la República, el que al final determinó su libertad. ¿Quién pagó la carcelería putrefacta sufrida por ALGS? Nadie.
El diario La Opinión de Ica se sumó a la campaña y se logró la libertad de ALGS.
El Poder Judicial y el Ministerio Público están pasando por la peor crisis de la historia judicial del Perú. A nadie extraña sus decisiones controvertidas y falaces. Los casos que dan cuenta los periódicos son espeluznantes, que escarapelan el cuerpo, en donde se demuestra que el Poder Judicial, está demás en nuestro país. Quien tiene poder político y plata hace lo que quiere, compra resoluciones y méritos. La verdad es una decepción más grande. Los ladrones de cuello y corbata están libres, solamente los sonsos y los que no tienen plata están presos, con algunas excepciones, desde luego.
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