La mayoría de los padres saben que el humo de segunda mano puede provocar asma en los niños. Nuevos datos ponen de manifiesto que cocinar en una cocina de gas puede conllevar riesgos respiratorios para la población infantil.
Así lo afirma un estudio publicado en la revista International Journal of Environmental Research and Public Health, que atribuye el 12,7% de los casos de asma infantil en EE. UU. a los contaminantes atmosféricos de las cocinas de gas.
La combustión de gas libera contaminantes como monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno y formaldehído, que aumentan el riesgo de daños respiratorios.
"Esto se puede prevenir", explica a Business Insider Brady Seals, responsable del programa Edificios sin Carbono del think tank RMI y coautor del estudio. "Esperamos que este estudio pueda concienciar y dar a los responsables políticos los datos que necesitan para hacer algo al respecto".
Los resultados se basan en un análisis de investigaciones anteriores que estimaban que los niños que vivían en hogares con estufas de gas tenían un 34% más de riesgo de desarrollar asma.
Dicho factor de riesgo, combinado con datos de 2019 que ya mostraban que más de un tercio de los hogares estadounidenses cocinaban principalmente con gas, indica que unos 650.000 niños probablemente padecen asma a causa de esta clase de cocinas.
Los restaurantes tienen que ver como hacen para cambiar el combustible de las cocinas.
Seals, cuyo empleador aboga por la electrificación de los edificios, dijo que había décadas de estudios sobre la correlación entre las estufas de gas y el asma infantil, pero que se han silenciado o archivado.
Ahora, algunos defensores del clima están juntando las piezas para defender la eliminación progresiva de los combustibles fósiles en los edificios, que representan alrededor del 13% de las emisiones de gases de efecto invernadero de Estados Unidos, según la Agencia de Protección del Medio Ambiente.
"Este adagio de 'si es malo para el clima, probablemente sea malo para la salud' nos llevó a empezar a investigar este tema hace unos tres años", afirma Seals.
RMI y Rewiring America, otro grupo de electrificación que colaboró en la elaboración del estudio, abogan por códigos de edificación que prohíban las conexiones de gas en las nuevas construcciones. Docenas de ciudades, principalmente en California, han implementado este tipo de política desde 2019.
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El impulso se encontró con una campaña de oposición por parte de la industria del gas y sus aliados en las legislaturas estatales. Al menos 20 estados, en su mayoría republicanos, han promulgado leyes que prohíben a los gobiernos locales restringir los combustibles fósiles en los edificios.
La Asociación Americana del Gas, grupo comercial que representa a la industria del gas natural, criticó en un comunicado la metodología subyacente al estudio sobre el asma infantil, en parte porque los investigadores utilizaron riesgos estimados para la salud y no realizaron sus propias mediciones sobre el uso de aparatos, emisiones o exposiciones.
La industria del gas también suele señalar que una ventilación adecuada reduce significativamente la concentración de contaminantes procedentes de las estufas de gas.
Sin embargo, los responsables del estudio también destacan que las campanas extractoras y los ventiladores no garantizan la limpieza del aire, además de que la gente no siempre los utiliza.
Según Seals, los organismos federales deberían intensificar la supervisión. La Agencia de Protección del Medio Ambiente no regula la calidad del aire en interiores, pero podría emitir directrices no vinculantes que ayudaran a influir en los funcionarios estatales y locales que actualizan los códigos de construcción.
La Comisión de Seguridad de los Productos de Consumo también podría regular los contaminantes de las estufas de gas o exigir etiquetas de advertencia.
El pasado mes de diciembre, el presidente de la comisión, Richard Trumka Jr., indicó que la agencia se dirigía en esa dirección y dijo que una prohibición total de las nuevas estufas de gas era "una posibilidad real", informó The Hill.
Ese mismo mes, los demócratas del Congreso estadounidense pidieron a la agencia que tomara medidas para proteger a la población de estos peligros.
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