Por: Luis E. Forero Medina Abogado/Especialista enSaluderecho |
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15-10-2018 | La literatura sobre abrazoterapia refiere de una disciplina poco difundida, que de vez en cuando se manifiesta en algunas celebraciones especiales como fin de año, o cuando después de mucho tiempo nos reencontramos con algún familiar o amigo.
Son múltiples los beneficios que se reportan de un abrazo; que además no cuesta nada como terapia para las dos personas.
Se habla del “estimulo abrazo”, del “efecto del abrazo”, de la “necesidad del abrazo”, pero sobre todo de la falta de abrazos.
En pocas palabras, el abrazo es sanador, y se debe abrazar a familiares, amigos o extraños.
Un abrazo ayuda al sistema inmune, contribuye al desarrollo físico psicológico, da confianza , felicidad y seguridad; disminuye el riesgo de demencia, eleva la autoestima, estimula la circulación en los tejidos blandos, evita el envejecimiento al prolongar la vida plena de las células, hace bien al sistema nervioso, mejora el estado de ánimo, no conoce idiomas, reduce el riesgo cardiovascular, rejuvenece el cuerpo; en fin transmite respeto y solidaridad.
Un abrazo crece el nivel de oxitoxina, estimula las endorfinas, pone a mil las DHEA, repunta la somatotropina y eleva la serotonina
La oxitoxina es la hormona del apego y el afecto, y le da la una manito al corazón y al sistema cardiovascular; las endorfinas benefician la sensación de bienestar; la DHEA es la hormona de la juventud; la somatotropina la del crecimiento.
Recibir un abrazo antes de hablar en público repercute en la oratoria. Un abrazo dice más que mil palabras, dice en el libro “El lenguaje de los abrazos”, Lia Barberi, la creadora de la abrazoterapia.
¿Cuántos abrazos has compartido hoy?, pregunta Lia Barberi, al inicio de todos sus talleres con entrada libre y participación en algunos de cuencos tibetanos.
Especialistas en el tema aconsejan abrazar por los menos 14 veces al día; otros son más parcos, y les basta que se abrece al día un par de veces. Las personas que no abrazan, tiene hambre de piel.
Recogimos diversos testimonios y vivencias reales de abrazos, en Bogotá el de Santiago Campos Tizot, niño de 7 años que cuenta que en su curso todos los días se saludan y despiden con un
fuerte abrazo. “Reír para el buen vivir, abrazar para sanar y sembrar para perdurar”.
¡Un abrazo para todos!
@luforero4
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