Los países recientemente acordaron una
Alianza global para poner fin a la violencia contra los niños y niñas mediante siete estrategias, patrocinada por el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), para lo cual el Reino Unido aportó de entrada 54 millones de dólares. A esta cruzada internacional se une la sociedad civil, el sector privado, investigadores y personalidades académicas.
Entre 45% y 85% de los niños y niñas sufre alguna forma de violencia por parte de sus progenitores o cuidadores en sus hogares, señala el Banco Interamericano de Desarrollo. (BID), y de acuerdo a la OMS uno de cada cuatro niños padece maltrato físico, y casi una de cada cinco niñas sufre abusos sexuales al menos una vez en su vida.
Entre las estrategias para buscar que se acabe tanta violencia contra los niños, muchas veces indefensa o ingenua, está la del mejoramiento de los ambientes propicios para los atropellos.
La inadmisible violencia contra niños y niñas hace parte del pensum de algunos centros escolares para niños antes de 5 años, como el caso de
Julián Yamit, estudiante de una entidad oficial de Bogotá en el barrio San Bernardo. El niño Julián es dejado encerrado por la profesora en las horas de recreo en la aula por no portar uniforme; y no lo lleva porque sus padres están desempleados y apenas subsisten. Días atrás le hicieron perdidizas sus gafas recetadas.
Se trae a colación el ejemplo colombiano porque este país junto con Estados Unidos y Reino Unido, es referenciado por la OMS en la estrategia relativa al entorno donde se mueven niños y niñas, ambiente donde se protagonizan abusos.
En el 2015 en el mundo unos mil millones de niños y niñas -menores de 18 años- sufrieron violencia física, sexual o psicológica, según Pediatrics, periódico oficial de la
Academia Americana de Pediatras.
Diariamente, miles de niños y niñas en el Perú son maltratados física y psicológicamente por sus padres, madres, parientes, profesores, o por cualquier adulto que considere al castigo físico como normal, aceptable y hasta “necesario”, puntualiza la UNICEF. En 2014 se registraron en todo el país 15 mil 579 denuncias por casos de violencia contra niños, niñas y adolescentes y en los siete primeros meses del año pasado se denunciaron 9 mil castigos físicos contra niños y niñas, indica el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables.
En el Perú este fenómeno ha sido “invisibilizado” por el Congreso de la República que continua sin legislar sobre el particular.