El reconocido investigador elabora una suerte de ensayo para intentar entender al peruano gobernado por Pedro Castillo.
¿Por qué no vemos protestas, como en ocasiones anteriores, ante un Gobierno manchado por la corrupción y la ineptitud?
El hasta ahora presidente Castillo salió elegido y con gran entusiasmo de mucha gente que se identificó con él –sectores no favorecidos por el desarrollo económico y sectores rurales–, entonces había una gran proporción de la población que tenía esperanza y cariño. Esto incluía muchos espacios donde se cocinan las manifestaciones. Del amor al odio, en este caso, no hay una línea estrecha. Es un proceso de desenamoramiento gradual. Esto se ha acoplado con un proceso que se denomina desensibilización, que en buen castellano es ‘el látigo poco a poco duele menos’. Iban saliendo sospechas de temas delicados, se iba viendo incapacidad y fue creciendo. Pero si lo que tenemos ahora como evidencia de la ineficiencia hubiera salido de golpe, hubiera sido un efecto distinto.
¿En qué está la ciudadanía?
Hemos estudiado al peruano y hemos visto que en general no es muy comprometido con la sociedad salvo que haya un partido de fútbol. Vela por sus intereses, por los de su familia y, de vez en cuando, por los de sus amigos. El concepto de patria y deberes sobre la patria es relativamente bajo. Con la pandemia y el pandemonio político –en su fase iniciada con Manuel Merino y coronada por este Ejecutivo– alcanza un nivel de cinismo mucho mayor. La gente está en modo: salgo adelante a la buena o a la mala. Esos son los factores que han venido configurando esa suerte de cúpula de silencio, de estado adormecido, anestesiado, que está detrás de esta falta de reacción nacional. También hay falta de liderazgo y alternativas.
¿Identifica un ciclo de vida política en estos doce meses de Castillo como presidente?
Primero podríamos hablar de un momento del encanto y la ilusión con el cual el pueblo se identifica y representa sus expectativas con el área de la mercadotecnia y la publicidad. La reforma agraria recargada cautivó a la población, el maestro de escuela sacrificado cautivó a la población y no ir a Palacio de Gobierno a hacer consejos de ministros también encantó a las personas.
En un primer momento...
Luego fue avanzando un proceso que refleja una democratización en el sentido negativo. El perfil del Gobierno de Castillo tenía todas las de democratizar la gestión regional. Qué pasa con esas gestiones regionales: no hay eficacia, hay mucho discurso y poca capacidad de producción. Muchas de esas personas bajo el disfraz de representantes del pueblo terminan sacando provecho para ellos y sus allegados. Esa realidad, que va más allá del discurso del maestro de escuela sacrificado ahora es la del dirigente sindical vivo, que saca provecho de su posición y que es bueno para generar manifestaciones y no para generar cosas, constituirá una segunda fase del desencanto. En la calle, personas humildes que votaron por Castillo se encuentran decepcionadas, ahora reniegan y están esperando un buen escenario para salir a las calles.
La familia Castillo Terrones.
¿Estas personas decepcionadas llegan a asumir que se equivocaron al elegir ?
Las características del peruano y del voto tienden a ser poco críticas y autorreflexivas. Más bien tienen cólera contra Pedro Castillo y compañía porque los ha decepcionado. Esto puede generar un nuevo Estado, una democracia 2.0 con políticos honestos y también hay que tener en cuenta que puede venir más de lo mismo y peor. Pero no es el elector, es el sistema que atrae a ciertos individuos que se agrupan pero no por ideología. La agrupación es por argollas que en el fondo buscarán el beneficio personal haciendo el ademán de que les interesa el país. También el análisis indica que hay un grupo de personas con personalidad narcisista que buscan llegar al poder, pero no por vocación de servir a la patria sino por el masajeo de su autoestima mal estructurada.
Las características del peruano y del voto tienden a ser poco críticas y autorreflexivas. Más bien tienen cólera contra Pedro Castillo y compañía porque los ha decepcionado.
En una conversación difundida por Perú21 entre un amigo del presidente y un general PNP se lee que el primero le echa la culpa a Zamir Villaverde por haberlos hecho pecar. ¿Qué lectura se le puede dar a este razonamiento?
En el Perú no existe la conciencia de la norma. No estamos atentos a la ley para cumplirla. En la literatura científica se llama norma prescriptiva, ver qué es lo que se debe hacer. En el Perú existe la norma descriptiva, vemos lo que todo el mundo hace. Si todo el mundo hace cochinadas y temas de corrupción, le ofrecen una ventaja oscura y le dicen eso es lo que todos hacen, ‘ah, me apunto’. Entonces, cuando la gente cae, lo que suele ocurrir es buscar a quién echarle la culpa. Allí viene ese cinismo recargado, nadie acepta su error. No hay autoconciencia y se buscan culpables.
El presidente está desprestigiado, pero aún tiene un porcentaje de gente que lo apoya. ¿Quiénes son?
Cuando hay un tema relacionado a la política, siempre hay un grupo que automáticamente sintoniza con una propuesta por rasgos generales. Identidad, gusto o porque capturó una idea que es central para ellos, y se acabó el razonamiento. También tienen un núcleo duro porque una vez que capturan su interés y su afán se vuelven impermeables a la información. Hay un proceso de poca conexión con las noticias, o por el poco alcance o por la pérdida de credibilidad de los medios de comunicación que durante la campaña, en algunos casos, tuvieron un papel vergonzoso.
¿Qué cree que ocurrirá en las semanas que vienen?
Creo que hay varios escenarios que podrían explicar un cambio y una salida de esta letargia indiferente frente a tanto escándalo. En primer lugar, si es que a la persona le toca su bolsillo de manera directa e intensa. Un escándalo abrupto sin evidencia irrefutable tipo ‘vladivideo’. En el gobierno de Fujimori-Montesinos habían importantes señas de corrupción y de tremendos problemas, pero cuando apareció el primer video se dio un salto por una evidencia muy clara. La otra opción es que haya un liderazgo sistemático. Con un comercial, o con un reportaje, no se posiciona en el mercado un producto, sino que tiene que haber una secuencia organizada y sistemática que haga que la gente quiera comprar el producto. Hay diversas fuentes no organizadas que van dando estas pautas, pero si se da un proceso sistemático y liderado por locutores lícitos, también podría haber un cambio. Ese cambio puede ser para peor, porque no olvidemos que siempre puede venir algo más macondesco, o para mejor.
Fuente: Peru21
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